En la mayoría de las ocasiones no somos conscientes de la importancia que tiene cada árbol en nuestra salud global. Aproximadamente cada uno de ellos aporta 9 Kg de oxígeno al año, pero no solo eso, también depura 6 Kg de dióxido de carbono por lo que su importancia es mucho mayor de la que le damos.
La reforestación de los Bosques.
Estas pequeñas cosas son olvidadas completamente por la mayoría de las personas, pensando que son recursos ilimitados y haciendo uso de ellos sin medida.
Gracias a los bosques muchas de nuestras enfermedades comunes se reducen, ya que la naturaleza ejerce sus propiedades para acabar de forma natural con virus o plagas.
Pero, ¿en qué consiste la reforestación? Muy sencillo, vamos a explicar los pasos básicos para comenzar la reforestación, algo de lo que se están encargando instituciones preocupadas por el sostenimiento medioambiental como la Sociedad Ecologica de Fantino, dedicada desde hace más de 20 años al cultivo ecológico y al cuidado de la naturaleza y la reforestacion en los bosques
¿Cómo plantar un árbol?
En primer lugar hay que hacer un agujero en la tierra de alrededor de 45 cm, cuanto más grande sea, mejor enraizará el plantón y podrá crecer y buscar agua de forma mucho más sencilla. Hay que realizar un mezcla con estiércol, abono, restos de poda y orgánicos hasta cubrir la mitad del agujero que hayamos hecho. Esta mezcla se llama tierra mejorada.
Cuando ya esté todo listo se coloca en el centro el plantón recto y de modo que el cuello de la plata se quede al mismo nivel del suelo. Hay que tener mucha precaución a la hora de no estropear las raíces pequeñitas, ni de romper el cepellón.
Terminamos de rellenar con tierra mojada el resto del agujero. Recordad que cuanta más tierra mejorada, más agua se absorberá y el crecimiento será mayor.
Una vez cubierto el agujero lo pisaremos con cuidado para que no queden bolsas de agua y todo acabe rellenándose evitando la formación de grietas por las que pueda escaparse el agua.
Una vez cubierto el agujero lo pisaremos con cuidado para que no queden bolsas de agua y todo acabe rellenándose evitando la formación de grietas por las que pueda escaparse el agua.
Este acto simple y que no lleva mucho tiempo es algo tremendamente beneficioso para la salud de la naturaleza y como consecuencia la de nosotros mismos.
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